Al realizar pruebas en ovejas, notaron que aquellos que en el momento de la concepción recibieron menos comida, luego dieron a luz corderos que eran propensos a un aumento de peso excesivo. Por razones obvias, no se han realizado pruebas en humanos, pero existe la presunción de que esta regla también puede traducirse en cambios en las mujeres embarazadas y sus hijos.